Cuando entrevistaba para Nunca olvides esto un directivo me dijo que aprendía de sus errores y de interrogar mil veces a las cosas. Entonces, de vez en cuando algo se aclaraba. Y me explicó lo siguiente:»
-Era vecino mío, un señor que era minero, un personaje increíble. Se llamaba Severiano. A veces, los técnicos se reunían y decidían atacar un tajo para sacar el carbón y decían:-» Vamos a sacarlo por aquí».
Severiano decía:- «Yo creo que por ahí no va la veta del carbón, va por ahí» y luego los ingenieros, con cierta desconfianza, iban por donde Severiano había indicado y lo encontraban. Sorprendidos una vez le preguntaron:
– «Severiano, cómo es que tu sabes por donde va el carbón» y él respondió: «Mirando mucho p’a ello».
Las conclusiones de este libro se hicieron mirando mucho p’a ello buscando la veta que conducía a responder una pregunta que quiero trasladarles: ¿ Qué hace grande a una persona, en este caso, qué hace grande a un directivo?
Los invito a que miremos juntos…
Aquí tenemos una huella inicial: Recuerda que no eres gerente, estás de gerente.
Esta recomendación la recibió un directivo de su jefe. Qué verdad enorme…
Pero para estar hay que saber ser. Y de esto trata el libro. De los diferentes estilos de directivos que ganan altura y crean grandeza. ¿Cómo se llega a ser referente?
Me encontré con lugares y personas comunes, con películas vistas muchas veces. También con referencias bibliográficas que resonaban. Sin embargo, había un láser que atravesaba esos relatos y mostraba insistente un campo casi sagrado. Eran personas dispuestas a escuchar sus profundos deseos de trascender. Personas que se subían a sus talentos y desplegaban obras grandes para expresarlos. Personas que sueñan despiertas y sostienen esos sueños con una poderosa voluntad pero sobre todo, saben que nadie llega solo al resultado, que las grandes obras pertenecen a grandes equipos, aunque para ello, lo primero es aprender a estar solo y tolerar el dolor de crecer.
Qué los mueve? Porque no hablamos de héroes. No son seres especiales. Estamos frente a personas que tienen el valor de saber qué quieren y cómo conseguirlo. Capaces de asumir grandes retos, convencidos de que la vida no es una carrera de obstáculos sino el escenario donde se practican ideas aprendidas en algún lugar, quizás en la infancia. Son ideas marcadas a fuego. Gente que cree en si misma, en lo que hace y en quienes les rodean. Son iguales en lo que dicen y en lo que hacen. Y saben, además, que el mundo está para ser transitado. Que las puertas están abiertas y si los cerrojos se traban, buenas son las ventanas.
Despiertan en cada colaborador el placer por el resultado y hacen que perciban la obra como realización, si esto se logra se construye un círculo benéfico que influye en el clima de la compañía. Y ESTAMOS HABLANDO DE LíDERES QUE SABEN HACER CRECER LA CUENTA DE RESULTADOS, PERO LES ASEGURO, QUE CADA UNO ELLOS ESTí ORIENTADO PRIMERO HACIA LA GENTE. LUEGO AL PRODUCTO, LUEGO AL BENEFICIO. «El trabajo de un líder, nos dice un entrevistado, es poner retos ambiciosos, asegurarse que la gente mejora. Con ello la organización es mejor, eso implica entregarse y cuando uno se entrega en cuerpo y alma se hacen trabajos extraordinarios. Pero, nunca faltes a tus compromisos, Si consigues éxito comienzas a ser un referente. Y además, este éxito debe ser compartido.»
Se aprende en situación de incertidumbre. Escribir este libro, significó para mi soportar la mía propia aprendiendo de vosotros, amigos directivos, cada vez que entraba en un agujero negro venía una frase oportuna:» Aunque tus cartas no sean buenas, juégalas, juégalas, muchos que tienen mejores cartas que tu pueden perder» o » Las crisis enseñan, son masters en caída, se aprende a saber sufrir», o «una crisis te hace preguntarle al trabajo que esperas de él».
También recuerdo: «Actúa siempre como eres» una apelación franca a la autoconfianza, de lo contrario es improbable estarse sin blindajes.
Ganar, nos dice un directivo » es estar por encima de uno mismo, ganar es luchar por lo que tu eres si sabes responder para que has nacido. Ganar es ser feliz, cumplir los objetivos, dar a los demás.»
O esta otra que no olvidaré jamás: » si nos creemos que somos el centro difícilmente podemos satisfacer a otros. Se trata de preguntarnos para qué estamos aquí. La mayor satisfacción viene del cumplimiento de dar al otro lo que está buscando.»
Recordemos que nuestros líderes han sido escogidos por sus colaboradores más próximos, las secretarias. Ellas participan desde muy cerca del entorno de la «marca» de sus jefes y, como toda marca, se construye en el tiempo y debe satisfacer no sólo las necesidades, sino las expectativas, en este caso, de sus clientes «internos».
Y si bien las marcas son mitos, los mitos sólo se pueden sostener en la cima cuando las promesas son cumplidas.
Casi todas las secretarias apostaron por jefes consistentes, creíbles, capaces de exigir lo mismo que dan y de demostrar en los hechos una correspondencia entre la visión y los resultados. Quienes respondieron a esta convocatoria, son seguramente personas agradecidas y reconocidas que se desarrollan en un ámbito de confianza y expresan así su sentido de pertenencia. Los sueños de los líderes y sus propios sueños comienzan a crear la partitura del saber, querer y poder hacer. Luego, el concierto en esas organizaciones, sonará bien.
Este libro nos muestra personas íntegras, con sus miedos, deseos, modalidades, las destrezas profesionales son apenas una parte de los soportes que entran en juego. Los modelos de mundo, los valores y el equipaje emocional de cada uno de los protagonistas construye el resto. Las actitudes hacia los otros, las formas de vincularse, hacen de nosotros personas mejores o peores, lideres participativos o autoritarios, lideres que van por su promoción personal o lideres que hacen más allá de ellos mismos con compromiso y una verdadera entrega que ayuda e impulsa a crecer a los demás. Esta energía orientada a la acción es la savia de las empresas que no es otra cosa que la vida misma. Y esta vida es la que hoy queremos compartir y expandir.
Agradecemos a las secretarias porque a través de las palabras de sus directores pudimos escuchar nuestras propias voces, medirnos y exigirnos ir a por más. A vosotros protagonistas de este libro, porque nos recordasteis que todas las cosas están conectadas lo importante es saber mirarlas y desde este reconocimiento advertimos que , cuando las organizaciones brillan, y su gente puede mirarse en ellas y ser parte de esa luminosidad, es por que allí hay un referente importante que trabaja de líder.
Parafraseando al título del libro ojalá que nunca olvide estos consejos.